Italia en manos de Berlusconi.

Este es el titular que aparece hoy en la mayoría de diarios de Europa, después de una campaña electoral bastante agresiva por parte de ambos candidatos principales, y una participación que ronda el 81% del electorado, el tercer hombre más rico de Italia dueño de la mayor productora y de varios canales de Tv italianos;consiguió un apoyo mayoritario del electorado que le permitirá gobernar durante 5 años con una relativa calma, aunque en coalición con la xénofoba Lega Nord. Mientras aquí en España continúa el debate sobre la politica de igualdad promovida por el gobierno de Zapatero, apostando por incluir a un mayor número de mujeres que de hombres en su ejecutivo; en Italia el pueblo a decidido que sea un señor de 71 años quién les lleve a superar una crisis bastante profunda que en términos ecónomicos los ha arrastrado a un segundo plano en la política europea; más aun cuando su inmediato primer ministro levanta recelos entre los líderes europeos incluyendo a los de la centro derecha.
En ocasiones cómo estas son en las que uno valora el país donde vive, nuestro sistema electoral es evidente que no es el mejor, pero lo que está claro es que nuestros gobiernos sean del color que sean no duran una media de 10 meses cómo ocurre en Italia, en España la política interesa cada vez más, poco a poco nos familiarizamos con la democracia y a la vez lo que estamos haciendo, supone ser críticos con nuestros políticos. Cierta persona de mi entorno dice que sea a quién sea hay que votar, y si uno no vota luego no tiene el derecho moral a criticar a los políticos; pienso exactamente lo mismo, aunque la sociedad española está bastante concienciada, todavía quedan sectores de la juventud que no saben lo que significa el derecho al voto libre del que disfrutamos; en esto la mayoría de países europeos nos ganan.
Por último una reflexión sobre la política de igualdad del Gobierno; creo desde mi punto de vista que no se trata de ser los primeros en tener una ministra de Defensa del sexo femenino o tener más ministras que ministros; que por otra parte países cómo Noruega ya habían tenido, sino que se trata de asumir que somos un país moderno en el que el papel de las mujeres es tan fundamental cómo el de los hombres, el hecho que en el Gobierno predomine el sector femenino es algo que tendría que asumir nuestra sociedad cómo algo tan normal cómo si hubiese sido al contrario, y no la sensación dejada del Gobierno de haberlo hecho de cara a la galería.